Como miembro del comité de convivencia del conjunto residencial en el que vivo, en julio asistí a varias reuniones en las que se procuraba resolver, por medio del diálogo, conflictos entre residentes, y solucionar quejas de la administración y de algunos vecinos que surgían a raíz de situaciones muy diversas.
En las reuniones observé de manera atenta la comunicación verbal de cada participante, y sobre todo la comunicación no verbal (los gestos, la voz, las miradas, la respiración, los ritmos y las posturas al exponer y recibir opiniones y posiciones). Todo ello reflejó de manera evidente la variación de las emociones durante los encuentros, según se pasaba del conflicto al entendimiento o viceversa.
Para los miembros del comité, algunas reuniones no fueron fáciles de moderar pues hubo momentos de discusiones acaloradas; no obstante, la discusión se transformó en diálogo, y de este surgieron acuerdos, empatía, soluciones y compromisos concretos; lo que a su vez generó sentido de comunidad, de convivencia y de pertenencia por el conjunto.
Justamente el libro de este mes: Valores humanos en la empresa (Ed. LID 2007), ofrece una guía sobre cómo se puede abordar el diálogo, cuando se busca alcanzar acuerdos entre interlocutores, resolver conflictos, proponer alternativas o descubrir nuevas posibilidades.
Ken O´Donnell, autor de la publicación y consultor internacional de desarrollo organizacional y recursos humanos, presenta una lista de normas para aumentar la capacidad de dialogar y propiciar la cultura del diálogo. Considero que estas directrices pueden aplicarse tanto en las empresas y equipos de trabajo, como también en otro tipo de comunidades.
Evitar las suposiciones, los juicios y los actos impulsivos
<<Supresión de suposiciones, juicios e impulsos. Estas concesiones son la esencia del diálogo. Es necesario dejar las armas fuera de la sala>>
Propender al compañerismo
<<Todos los participantes deben considerarse compañeros. El diálogo es, básicamente, una conversación entre iguales. Cualquier autoridad controladora, por muy cuidadosa y sensible que sea, tenderá a impedir o prohibir el libre flujo de pensamientos y sentimientos. La jerarquía no tiene cabida en el diálogo verdadero>>
Mantener la fluidez del diálogo con ayuda de un moderador
<<Debe haber uno o dos moderadores que mantengan vivo el diálogo, registren, recuerden y coordinen su contexto. Para que el diálogo pueda fluir mejor, es esencial la presencia de al menos uno o, preferiblemente, dos moderadores experimentados. Su función es mantener la fluidez del diálogo y ayudar en el proceso de percepción colectiva. Cuando surgen intentos de manipulación el diálogo desaparece>>
Crear un ambiente seguro
<<Creación de un ambiente que incentive y motive a la personas a participar en el diálogo con seguridad. Los participantes deben estar seguros de que se mantiene el respeto a la privacidad de todo lo que se diga>>
Practicar la escucha activa
<<Conciencia de que se debe escuchar más que hablar. Nacemos con dos oídos y una boca por una razón muy especial: para comunicarnos mejor>>
Permitir la polémica para llegar al acuerdo
<<Permisividad con las polémicas y celebración de los acuerdos. La dinámica del diálogo debe aprovechar la polémica para llegar a conclusiones innovadoras. Cuando hay acuerdo, crece la sensación de fuerza del grupo>>
Enfocarse en encontrar la comprensión
<<El único compromiso es buscar la comprensión. Un verdadero diálogo se mantiene abierto a lo que expresen los participantes a partir de su creatividad. Si hay presión respecto al tiempo o a la implantación de objetivos, será necesario utilizar otro tipo de reunión>>
Ser sinceros
<<Sinceridad, ya que es la mejor arma para suavizar el ambiente>>
En Valores humanos en la empresa, capítulo 5: Diálogo, el autor presenta el significado según el origen de este término, y de discutir y comunicar:
Diálogos (griego): flujo de significado. Discutere (latín): cortar la cabeza con un disco. Communicare (latín): compartir lo común. |
También explica que “Dialogar y comunicar son verbos que van unidos. Si no hay identificación con lo que existe en común entre dos personas, tendremos dos monólogos”.
Para cerrar esta entrada, les comento que Valores humanos en la empresa es desde ahora uno de mis libros favoritos sobre gestión organizacional por su enfoque ético y humanista, por resaltar que nuestra esencia humana está basada en cualidades innatas del ser: paz, verdad, amor, felicidad, pureza y fuerza espiritual, las cuales deben tener cabida y práctica también en los espacios organizacionales, y por las meditaciones orientadas a situaciones laborales que se ofrecen al final de cada capitulo. ¡Recomendado!
Finalmente, me despido con la reflexión que Ken O´Donnell ofrece en torno al concepto de Comunicación:
<<Comunicar significa identificar lo que tenemos en común con nuestros interlocutores, para que el significado fluya y se construyan puentes, no muros>>
¡Saludos!
Foto de portada: Couleur en Pixabay
El contenido de este post es de mi autoría y/o es una recopilación de distintas fuentes.
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